Esta vez haré un pequeño inciso sobre la levadura fresca. No sé a vosotros, pero a mi eso de comprar la levadura fresca y tirarla casi entera porque caduca enseguida o porque usas una parte muy pequeña, me da una rabia, así que he probado a congelar pequeñas porciones y el resultado es estupendo. Ahora compro la levadura en el obrador de una panadería cerca de mi casa, me cobran por peso y es muy económica. Luego la divido en porciones que suelo utilizar en las recetas, unos 15 gr o así o incluso menos y las envuelvo en papel de aluminio y al congelador. Cuando la necesito saco un paquetito y lo dejo fuera a temperatura ambiente, en poco tiempo se descongela y está en perfectas condiciones para ser usada. A que es fácil, pues nada a ponerlo en práctica si os resulta útil.
Como podéis ver sigo practicando con la cámara, tengo mucho que aprender aún pero me voy defendiendo. En esta ocasión me he buscado una mini ayudante, me dan ganas de comerme esa manita coqueta además del roscón, del que a día de hoy solo quedan las fotos, jejeje. Han salido riquisimos y sin rellenar, mojaditos en la leche calentita, una delicia.
Casi se me olvida, contaros que dividí la masa en porciones de unos 100 gr y únicamente decoré con fruta escarchada que tenía en casa (pera, meloctón y calabaza) y puñaditos de azúcar previamente humedecida con una pizca de agua.
Os dejo una foto mía,
Desde mi pequeño y dulce rincón me despido, tened buena semana y que el comienzo de la rutina no os impida disfrutar de cada día y si es con dulces caseros mejor que mejor.
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